En apenas tres años, las prioridades del taller independiente de vehículo industrial han dado un giro notable, y es que, la formación y digitalización marcan la agenda del taller de V.I. Si en 2022 la principal preocupación era la supervivencia tras la pandemia, hoy los reparadores se muestran más seguros con respecto a su actividad y su rentabilidad, pero también mucho más conscientes del reto que supone adaptarse al nuevo escenario tecnológico. Así lo apunta el último informe presentado por Enrique Gómez, socio director de la consultora Thot Data, durante el IV Congreso de Talleres de V.I., celebrado en el marco de Motortec 2025 ante un centenar de profesionales del sector.
Actividad estable y una factura media al alza
El análisis presentado por Gómez constata que la actividad de los talleres especializados en V.I. se ha estabilizado desde 2023, tras la incertidumbre vivida en los años inmediatamente posteriores a la pandemia. La evolución mensual de entradas al taller muestra una pauta predecible, con picos en verano y caídas a final de año, lo que se traduce en una percepción de mayor estabilidad por parte del sector. Pero más allá de la estabilidad en el flujo de trabajo, uno de los aspectos más importantes es la evolución de la cifra de negocio total, que ha crecido desde 2022. Según los datos del estudio, el volumen económico generado por los talleres de V.I. ha pasado de 262 millones de euros en enero de 2022 a 304 millones en enero de 2025 (un crecimiento acumulado del 16% en solo tres años).
El incremento ha venido acompañado por un alza en la factura media por entrada, que ha evolucionado desde los 596 euros de 2022 a los 693 euros en enero de 2025. El dato más reciente, correspondiente a febrero de 2025, eleva esa cifra a 716 euros por intervención.
Por especialidades, el área de mecánica ha crecido un 20,6 % en su cifra de negocio entre enero de 2022 y enero de 2025 (ha pasado de 115 a 139 millones de euros), mientras que carrocería lo ha hecho en un 15,4 % (de 49 a 56 millones) y neumáticos un 5,5 % (de 36 a 38 millones). Justo ese último dato pone de manifiesto cierta contención, atribuida no a una bajada de demanda sino a un cambio en el perfil de consumo, con mayor uso de referencias más económicas por parte de las flotas.
Preocupación creciente por la tecnología
Uno de los datos más interesantes del estudio tiene que ver con la evolución de las preocupaciones del taller. Si en 2022 la rentabilidad y la actividad ocupaban el centro del debate, en 2025 el foco se ha desplazado hacia cuestiones como el acceso a formación técnica, la digitalización de procesos o la incorporación de nuevas tecnologías al mantenimiento y reparación.
“La visión estratégica del taller ha cambiado, y es que, ya no se trata de sobrevivir, se trata de adaptarse y competir con nuevas herramientas”, explicó Gómez, quien también señaló que muchos talleres ya se ven inmersos en una realidad más tecnificada de lo que ellos mismos imaginan. Según datos del estudio, los reparadores perciben que su grado de digitalización ha aumentado de forma representativa, y muchos se reconocen ya como parte activa del cambio.
Menos autónomos, más flotas… y más aseguradoras
El informe también evidencia un pequeño estancamiento en el número total de talleres de V.I., actualmente cifrados en torno a 4.680. De ellos, una proporción creciente trabaja casi exclusivamente con vehículos industriales de gran tonelaje, mientras que los vehículos más ligeros están siendo atendidos por talleres no especializados, y eso mismo refleja una disgregación del mercado y una oportunidad potencial para ampliar cobertura.
En cuanto al perfil de cliente, la tendencia es clara ya que bajan los autónomos y crece el peso de las flotas, así como la colaboración con aseguradoras. También ha aumentado el número de talleres que prestan servicios a otros talleres, lo que apunta a una mayor cooperación entre profesionales y una diversificación en los canales de trabajo.
Un mercado más maduro, exigente y profesionalizado
En líneas generales, los datos muestran un sector en plena transformación. La preocupación ya no es si habrá trabajo, sino cómo se abordarán los cambios tecnológicos, normativos y logísticos que ya están redefiniendo el mercado. Y aunque el contexto macroeconómico y normativo sigue siendo complejo, con factores como la inflación, las nuevas regulaciones medioambientales o la transición energética, el aftermarket del vehículo industrial está respondiendo con profesionalidad, estrategia y capacidad de adaptación.
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